miércoles, 27 de mayo de 2015

¡Hola a todos! 
A quienes tengan hijos, primos, nietos o conocidos de 7 a 12 años, les cuento que ya comenzaron las inscripciones para el taller de música "Andante y Sonante" que dictará mi hija Ailín Bénard
junto a Martín Damiani. Su propuesta de trabajo es realmente muy interesante y sinceramente se los recomiendo.
Cualquier consulta no duden en comunicarse con ella. En la gacetilla adjunta encontrarán todos los datos.
Desde ya les agradezco la difusión que puedan hacer.
Cariños


jueves, 20 de septiembre de 2012

Una mujer compró un cuadro de Renoir por siete dólares

Ocurrió en un mercad o de Estados Unidos; si se comprueba que fue hecho por el pintor impresionista, la obra podría estar valuada en 100.000 dólares
 

Un cuadro de Renoir fue encontrado entre un montón de baratijas vendidas a 7 dólares en un mercado de pulgas cerca de Washington: la pintura del impresionista francés será subastada a fin de mes en Alexandria (Virginia, este de Estados Unidos).
Después de elegir el marco que le gustaba, la compradora, que quiere permanecer en el anonimato, arrancó y tiró el papel marrón en la parte posterior del cuadro y puso la pintura en una bolsa de plástico. "Su madre, que estaba allí, vio la palabra Renoir sobre el óleo y dijo que sería mejor llevarlo a alguien que supiera", indicó Anne Norton Craner, responsable de la casa de subastas The Potomack Company.
La especialista inmediatamente reconoció que el cuadro era de Renoir por "la luminosidad, la pincelada, era bello, era muy bello", afirmó Craner quien añadió que el papel marrón fue siempre la etiqueta de la galería parisina Berheim-Jeune, una de las vendedoras de Renoir.
Craner hizo investigaciones en las que descubrió que la pintura, inscrita en el tomo 1 con el número 142 del catálogo del artista, había sido comprada por un abogado coleccionista estadounidense, Herbert L. May, el 11 de enero de 1926.
Mas detalles ver:
http://www.lanacion.com.ar/1507412-una-mujer-compro-un-cuadro-de-renoir-por-siete-dolares

martes, 27 de diciembre de 2011

Pianos, violines, que significa el paso del tiempo en estos instrumentos

  Sábado 24 de diciembre de 2011 |  LA NACIÓN REVISTA

Como los buenos vinos
¿Qué es lo que les otorga valor a los instrumentos? ¿Cuánto influye el paso del tiempo? Un antiguo violín y un nuevo piano ayudan a reflexionar sobre los aspectos simbólicos y técnicos que roden a las buenas melodías
Por Pablo Gianera | LA NACION
Tal vez la comparación sea un poco vulgar, pero resulta al mismo tiempo certera: en cierto modo, los instrumentos musicales son como los vinos. Ningún instrumento tiene el mismo sonido que otro del mismo fabricante, del mismo modo que, para quien sea un catador experto, los vinos de una misma bodega pueden tener también sabores distintos. Pero esto no implica que la preferencia por uno u otro instrumento sea meramente caprichosa: existen razones incuestionables que sitúan a un piano, por ejemplo, por encima de otros. A partir de cierto nivel, sin embargo, las inclinaciones son idiosincrásicas, a tal punto que algunos pianistas no pueden vivir sin un determinado instrumento: Vladimir Horowitz optaba por tocar en cada sala con su propio piano, y tampoco Glenn Gould podía vivir sin su piano, exigencia que naturalmente no presenta dificultades, y es de rigor, para un violinista, un cellista o un flautista. Como sea, la relación que un instrumentista mantiene con su instrumento, incluso en el caso de los pianistas, cuyos cuerpos están tan lejanos del instrumento, es de una rara intimidad.
Recientemente, hubo en Buenos Aires dos noticias relacionadas con instrumentos: un nuevo piano (un Steinway de gran cola, modelo D, fabricado hace siete años en Hamburgo), y la resurrección sonora por el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco de la ciudad de Buenos Aires de un violín Guarneri del Gesù construido en Cremona en 1732, restaurado ahora por Horacio Piñeiro y vuelto a tocar por Pablo Saraví. Son dos extremos: un instrumento muy nuevo y otro muy antiguo. Este contraste permite justamente preguntarse por las razones que hacen que un instrumento sea preferible a otros y si esa preferencia se vincula o no con la edad del instrumento. En su libro El piano: notas y vivencias, el pianista Charles Rosen observaba algo similar: "Los pianos mejoran con la edad. La gran pieza de madera que es caja de resonancia se va curando con el tiempo y vibra con una mayor calidez. Se dice que los violines mejoran con el paso de los siglos simplemente por el hecho de tocarse, con la madera reaccionando lentamente a las numerosas interpretaciones. No sé si esto es cierto, pero a fin de cuentas, una sustancia orgánica como la madera puede experimentar un cambio gradual, afectada por el uso continuado".
A la vez, Rosen no ignora que los pianos, incluso lo mejores, se deterioran con la edad. En un piano, las alteraciones del envejecimiento son más marcadas y más desastrosas que las sufridas por otros instrumentos: en un mecanismo tan complejo, hay que sustituir partes continuamente; no sólo las cuerdas, sino los martillos y los fieltros. Es por eso que, en el caso de un piano antiguo, es tan difícil imaginarse el sonido original. Como escribe Rosen: "En su complejidad, el piano es uno de los instrumentos más frágiles. La belleza tonal aumentada por el envejecimiento se ve amenazada por el deterioro inminente".
Al estar hechos de madera, una sustancia orgánica, cada piano y cada violín tienen sus irregularidades que los singularizan. Sin exagerar demasiado, podría decirse que cada instrumento posee su propia personalidad.
En Viena, el famoso Kunsthistorisches Museum destina, en un edificio aparte, un pabellón completo a instrumentos musicales antiguos. Quien recorra sus numerosas galerías encontrará muchas curiosidades: la siempre asombrosa serpiente, ese instrumento de viento de cuya forma extrae su nombre; o instrumentos de teclado en los que la función musical no se separa del uso en el mobiliario cotidiano, pero también muchos otros, sobre todo teclados, que podrían tocarse aún hoy en una sala de conciertos. Con la irrupción de las corrientes historicistas que buscan, de manera casi arqueológica, el sonido más cercano a la época de composición de una pieza (en otras palabras, escuchar la pieza como la habrían oído presumiblemente sus contemporáneos) volvió a utilizarse, por ejemplo, el fortepiano, precursor del piano moderno. Andreas Staier y Richard Egarr, por limitarse a dos nombres, grabaron obras de Mozart y Schubert en fortepiano, en la persecución utópica del sonido que tenían en mente los compositores.
Sobre gustos
¿Por qué un piano es mejor que otro? "Bueno, entra siempre en el terreno subjetivo de cada pianista", explica el pianista Daniel Rivera que estrenó en Buenos Aires el piano adquirido por Amijai. También él recurre a la metáfora vitivinícola. "Podríamos responder con otra pregunta: ¿es acaso mejor un Pinot Noir, un Cabernet Sauvignon, o un Malbec? Cada piano posee características diferentes. Entre los pianos más destacados de la era moderna, y nos referimos al 1900, contamos no solamente con Steinway y Bösendorfer (poseo uno de gran cola de 2,74 metros), sino también con pianos ilustres como el Fazioli, que cuenta con un gran cola de 3,08 m; con otro modelo que tiene, además, 4 pedales y un Borgato, que ha construido también el famoso doppio Borgato, consistente prácticamente en dos pianos de cola, de los cuales uno está colocado debajo y tiene una pedalera tipo órgano. Estos dos pianos comunican su sonido a través de un mecanismo de pedales".
Rivera menciona los pianos Steinway y Bösendorfer, aunque por supuesto hay otros (Bechstein, Kawai, Blüthner y Yamaha, elegido por Glenn Gould para su segunda grabación, en 1981, de las Variaciones Goldberg), de Johann Sebastian Bach), esas dos esas dos marcas dominan la imaginación de los pianistas. Como si hubiera dos bandos. Aun así, hay zonas de superposición: en el registro integral de las sonatas de Beethoven para el sello ECM, András Schiff usó un Steinway para las piezas más virtuosas y un Bösendorfer para aquellas que requerían un sonido más pesado. "Personalmente prefiero los pianos, digamos, un poco más pastosos y menos chillones, en los que el pianista necesita buscar un timbre especial, el timbre que diferencia o caracteriza al pianista", hace notar Rivera. Quien haya escuchado justamente el Steinway de Amijai sabe que tiene ese sonido brillante. "La cuestión del repertorio apto para cada piano es cierta, pero es también una reflexión o elección muy personal, e incluso filológica. Existe una corriente que prefiere los instrumentos antiguos o de época para interpretar un cierto tipo de repertorio, y podríamos nombrar en este caso una especie de moda que consiste en tocar la música de Chopin en un Pleyel (que era su piano favorito) o de Beethoven sobre un Graf o Broadwood. Se entra en este caso en un terreno especializado".
En el caso de los violines, las ventajas de un instrumento sobre otro pueden definirse de manera menos idiosincrásica. Según Saraví, concertino de la Filarmónica de Buenos Aires y fundador del Cuarteto Petrus, "un buen violín debe tener calidad en todas las cuerdas y a lo largo de la extensión del registro. Debe contar con buen  volumen sonoro y una gran amplitud de rango dinámico, desde un muy sutil pianissimo hasta un fortissimo poderoso. Debe también -y esto es algo especialmente buscado por los ejecutantes- tener docilidad y ser cómodo de medidas, porque hay pequeñísimas diferencias (de milímetros o de décimas de milímetros) que definen esta comodidad. Es requisito de un gran instrumento la sensibilidad bajo el arco, o sea, la respuesta inmediata a los menores requerimientos del intérprete".
El Guarnerius del Gesù 1732 "Armingaud/Fernández Blanco" (como en una genealogía, el violín incorpora el nombre de sus propietarios) pertenece a ese grupo de instrumentos de élite. "En ellos -explica Saraví-, esas cualidades se hallan en grado superlativo, sumadas a una voz del instrumento muy particular, donde los graves son tipo cello y los agudos como el mejor de los sopranos, sin olvidar los coloridos sonidos del rango medio. El poderoso volumen de este Guarnerius lo pone entre los mejores violines de este autor. La sensación al tocarlo es de reserva ilimitada de colores y potencia sonora. Es un instrumento ideal para los más exigentes virtuosos del violín." Algo de eso se puede escuchar en el CD que acompaña el libro Un Guarnerius en Buenos Aires, editado a propósito del hallazgo del violín en el Fernández Blanco.
Sin embargo, si se lo piensa dos veces, los mejores instrumentos acaso sean, al margen de las preferencias de los ejecutantes, aquellos que consiguen volverse metafóricamente invisibles, que son como cristales o lentes de aumento que revelan sin deformaciones el arte del intérprete.


martes, 22 de noviembre de 2011

TECNICA PIANISTICA

Los invito a ingresar a este enlace publicado hoy por el New York Times, me resultó muy interesante!,

Saludos,

Recuerden que me pueden encontrar en mi página de Facebook, como Susana Hansen Revista de las Artes,
http://www.facebook.com/Susana.Hansen, http://www.facebook.com/susana.hansen2 Y http://www.facebook.com/Susana.Hansen3

FELIZ DIA A TODOS LOS MUSICOS

EN HOMENAJE AL MAESTRO DE MAESTRO!!!!

LOS INVITOS A ESCUCHAR A EL CONCIERTO DE BRANDENBURGO NRO. 5 DE BACH!!!!

Y A LEER UNA PUBLICACION DE PRENSA SECRETARÍA DE CULTURA Y EDUCACION ROSARIO DEL 15 DE NOVIEMBRE, QUE ME PARECIO MUY OPORTUNA!!!!

Daniel Barenboim, la música como puente de paz entre los hombres

de Prensa Secretaría de Cultura y Educación Rosario, el Martes, 15 de noviembre de 2011 a las 18:17
“La música, como lenguaje universal y al margen del tiempo, es parte esencial e inseparable de la vida, y expresa, de la mejor forma, la relación del individuo consigo mismo y con el mundo. La música puede ser la mejor escuela para la vida, y al mismo tiempo, el medio más eficaz para huir de ella.”

Daniel Barenboim nació en Buenos Aires, el 15 de noviembre de 1942. De padres judíos de origen ruso, nacionalizado israelí y español y con la ciudadanía palestina es una de las figuras más importantes de la interpretación musical clásica de la segunda mitad del siglo XX.

Barenboim comenzó sus lecciones de piano a los 5 años con su madre, continuándolas después con su padre que quedó como su único profesor. En agosto de1950, con tan sólo 7 años, interpretó su primer concierto en Buenos Aires.
En 1952, la familia Barenboim se trasladó a Israel y dos años más tarde, sus padres le enviaron a Salzburgo para que tomara clases de dirección con Igor Markevitch. Durante ese verano conoció a Wilhelm Furtwángler, quien hizo excepcionales elogios al joven pianista, que no eran sino la reciprocidad de la admiración que Barenboim le mantiene hasta hoy, jamás imitándolo pero sí aceptando su inspiración, que se trasunta en sus versiones de las sinfonías de Beethoven y en las óperas de Wagner.

El debut de Barenboim al piano se produjo en el Mozarteum de Salzburgo, en 1952; en Paris ese mismo año, en Londres en 1956 y en Nueva York en 1957, bajo la dirección de Leopold Stokowski. En los años siguientes, se sucedieron conciertos en Europa, Estados Unidos, Sudamérica y el Lejano Oriente.

Tras su debut como director con la Orquesta Filarmónica de Londres, en 1967, fue invitado por numerosas orquestas sinfónicas europeas y americanas. El 15 de junio de ese año Barenboim se casó con la cellista británica Jacqueline du Pré quien vió trágicamente cortada su carrera al contraer esclerosis múltiple. Durante los últimos años de vida de Jacqueline, Daniel Barenboim se radicó en Paris con la pianista Elena Bashkirova, con quien se casaría en 1988, y con quien tuvo dos hijos, David y Michael.

Su debut como director de ópera se produjo con Don Giovanni, de Mozart, en el Festival de Edimburgo, en 1973. Entre 1975 y 1989 fue director musical de la Orquesta de Paris, donde dirigió numerosas obras de música contemporánea.
Desde 1991 hasta 2006, fue director de la Orquesta Sinfónica de Chicago con la cual realizó numerosas grabaciones entre la que se destaca una de las pocas grabaciones de los conciertos para bandoneón de Astor Piazzolla, con el mismo Astor interpretando el bandoneón. Además, desde 1992, es el director musical general de la Deutsche Staatsoper o Staatsoper Unter den Linden, la Ópera Estatal de Berlín conocida como Unter den Linden (Bajo los tilos).

En 1999, junto al escritor estadounidense de origen palestino Edward Said, fundó la Orquesta del Diván Este-Oeste, una iniciativa para reunir cada verano un grupo de jóvenes músicos talentosos tanto de origen israelí como de origen árabe o español. Por ello, en 2002, recibieron ambos el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. En 2004, le fue concedido el Premio de la Fundación Wolf de las Artes de Jesuralén.

Sin embargo, el 7 de julio de 2001, en el Festival de Israel celebrado en Jerusalén, Barenboim dirigió con la Staatskapelle de Berlín la ópera de Wagner Tristán e Isolda, oportunidad en que fue calificado de pronazi y fascista por algunos de los presentes. Barenboim iba a interpretar en un principio el primer acto de La Walkiria con tres cantantes, entre los que se encontraba Plácido Domingo. Sin embargo, las protestas de los supervivientes del holocausto y del gobierno israelí forzaron a la organización del festival a buscar un programa alternativo. Barenboim accedió a sustituir la pieza elegida por composiciones de Schumann y Stravinski, no disimulando su desacuerdo con la decisión. Así, finalizado el concierto, declaró que en el bis iba a interpretar una pieza de Wagner, invitando a aquellos de los presentes que tuvieran alguna objeción a abandonar la sala.

Además de sus actividades como pianista y director de orquesta, Barenboim ha compuesto varios tangos. En diciembre de 2006 dirigió el Concierto de Año Nuevo en Buenos Aires, cuyo repertorio fue Tango Sinfónico.
En 2008, en el Metropolitan Opera de Nueva York, dirigió Tristán e Isolda; en 2009 dirigió la Orquesta Filarmónica de Viena durante el Concierto de Año Nuevo.

Fue condecorado con la Legión de Honor del gobierno francés y es candidato al Premio Nobel de la Paz por su tarea a favor de la paz y la convivencia en Oriente Próximo.
Anhelo que mi nueva condición sea un ejemplo de coexistencia palestino-israelí. Creo que los destinos de los pueblos israelí y palestino están inexorablemente unidos”, expresó Barenboim al recibir la ciudadanía palestina honoraria, el 12 de enero de 2008. Es el primer ciudadano del mundo con ciudadanía israelí y palestina; además, en 2002, le había sido otorgada la ciudadanía española.


Imagen extraida de http://spanishlessonsbuenosaires.wordpress.com/



UN GRAN DIA PARA TODOS