martes, 27 de diciembre de 2011

Pianos, violines, que significa el paso del tiempo en estos instrumentos

  Sábado 24 de diciembre de 2011 |  LA NACIÓN REVISTA

Como los buenos vinos
¿Qué es lo que les otorga valor a los instrumentos? ¿Cuánto influye el paso del tiempo? Un antiguo violín y un nuevo piano ayudan a reflexionar sobre los aspectos simbólicos y técnicos que roden a las buenas melodías
Por Pablo Gianera | LA NACION
Tal vez la comparación sea un poco vulgar, pero resulta al mismo tiempo certera: en cierto modo, los instrumentos musicales son como los vinos. Ningún instrumento tiene el mismo sonido que otro del mismo fabricante, del mismo modo que, para quien sea un catador experto, los vinos de una misma bodega pueden tener también sabores distintos. Pero esto no implica que la preferencia por uno u otro instrumento sea meramente caprichosa: existen razones incuestionables que sitúan a un piano, por ejemplo, por encima de otros. A partir de cierto nivel, sin embargo, las inclinaciones son idiosincrásicas, a tal punto que algunos pianistas no pueden vivir sin un determinado instrumento: Vladimir Horowitz optaba por tocar en cada sala con su propio piano, y tampoco Glenn Gould podía vivir sin su piano, exigencia que naturalmente no presenta dificultades, y es de rigor, para un violinista, un cellista o un flautista. Como sea, la relación que un instrumentista mantiene con su instrumento, incluso en el caso de los pianistas, cuyos cuerpos están tan lejanos del instrumento, es de una rara intimidad.
Recientemente, hubo en Buenos Aires dos noticias relacionadas con instrumentos: un nuevo piano (un Steinway de gran cola, modelo D, fabricado hace siete años en Hamburgo), y la resurrección sonora por el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco de la ciudad de Buenos Aires de un violín Guarneri del Gesù construido en Cremona en 1732, restaurado ahora por Horacio Piñeiro y vuelto a tocar por Pablo Saraví. Son dos extremos: un instrumento muy nuevo y otro muy antiguo. Este contraste permite justamente preguntarse por las razones que hacen que un instrumento sea preferible a otros y si esa preferencia se vincula o no con la edad del instrumento. En su libro El piano: notas y vivencias, el pianista Charles Rosen observaba algo similar: "Los pianos mejoran con la edad. La gran pieza de madera que es caja de resonancia se va curando con el tiempo y vibra con una mayor calidez. Se dice que los violines mejoran con el paso de los siglos simplemente por el hecho de tocarse, con la madera reaccionando lentamente a las numerosas interpretaciones. No sé si esto es cierto, pero a fin de cuentas, una sustancia orgánica como la madera puede experimentar un cambio gradual, afectada por el uso continuado".
A la vez, Rosen no ignora que los pianos, incluso lo mejores, se deterioran con la edad. En un piano, las alteraciones del envejecimiento son más marcadas y más desastrosas que las sufridas por otros instrumentos: en un mecanismo tan complejo, hay que sustituir partes continuamente; no sólo las cuerdas, sino los martillos y los fieltros. Es por eso que, en el caso de un piano antiguo, es tan difícil imaginarse el sonido original. Como escribe Rosen: "En su complejidad, el piano es uno de los instrumentos más frágiles. La belleza tonal aumentada por el envejecimiento se ve amenazada por el deterioro inminente".
Al estar hechos de madera, una sustancia orgánica, cada piano y cada violín tienen sus irregularidades que los singularizan. Sin exagerar demasiado, podría decirse que cada instrumento posee su propia personalidad.
En Viena, el famoso Kunsthistorisches Museum destina, en un edificio aparte, un pabellón completo a instrumentos musicales antiguos. Quien recorra sus numerosas galerías encontrará muchas curiosidades: la siempre asombrosa serpiente, ese instrumento de viento de cuya forma extrae su nombre; o instrumentos de teclado en los que la función musical no se separa del uso en el mobiliario cotidiano, pero también muchos otros, sobre todo teclados, que podrían tocarse aún hoy en una sala de conciertos. Con la irrupción de las corrientes historicistas que buscan, de manera casi arqueológica, el sonido más cercano a la época de composición de una pieza (en otras palabras, escuchar la pieza como la habrían oído presumiblemente sus contemporáneos) volvió a utilizarse, por ejemplo, el fortepiano, precursor del piano moderno. Andreas Staier y Richard Egarr, por limitarse a dos nombres, grabaron obras de Mozart y Schubert en fortepiano, en la persecución utópica del sonido que tenían en mente los compositores.
Sobre gustos
¿Por qué un piano es mejor que otro? "Bueno, entra siempre en el terreno subjetivo de cada pianista", explica el pianista Daniel Rivera que estrenó en Buenos Aires el piano adquirido por Amijai. También él recurre a la metáfora vitivinícola. "Podríamos responder con otra pregunta: ¿es acaso mejor un Pinot Noir, un Cabernet Sauvignon, o un Malbec? Cada piano posee características diferentes. Entre los pianos más destacados de la era moderna, y nos referimos al 1900, contamos no solamente con Steinway y Bösendorfer (poseo uno de gran cola de 2,74 metros), sino también con pianos ilustres como el Fazioli, que cuenta con un gran cola de 3,08 m; con otro modelo que tiene, además, 4 pedales y un Borgato, que ha construido también el famoso doppio Borgato, consistente prácticamente en dos pianos de cola, de los cuales uno está colocado debajo y tiene una pedalera tipo órgano. Estos dos pianos comunican su sonido a través de un mecanismo de pedales".
Rivera menciona los pianos Steinway y Bösendorfer, aunque por supuesto hay otros (Bechstein, Kawai, Blüthner y Yamaha, elegido por Glenn Gould para su segunda grabación, en 1981, de las Variaciones Goldberg), de Johann Sebastian Bach), esas dos esas dos marcas dominan la imaginación de los pianistas. Como si hubiera dos bandos. Aun así, hay zonas de superposición: en el registro integral de las sonatas de Beethoven para el sello ECM, András Schiff usó un Steinway para las piezas más virtuosas y un Bösendorfer para aquellas que requerían un sonido más pesado. "Personalmente prefiero los pianos, digamos, un poco más pastosos y menos chillones, en los que el pianista necesita buscar un timbre especial, el timbre que diferencia o caracteriza al pianista", hace notar Rivera. Quien haya escuchado justamente el Steinway de Amijai sabe que tiene ese sonido brillante. "La cuestión del repertorio apto para cada piano es cierta, pero es también una reflexión o elección muy personal, e incluso filológica. Existe una corriente que prefiere los instrumentos antiguos o de época para interpretar un cierto tipo de repertorio, y podríamos nombrar en este caso una especie de moda que consiste en tocar la música de Chopin en un Pleyel (que era su piano favorito) o de Beethoven sobre un Graf o Broadwood. Se entra en este caso en un terreno especializado".
En el caso de los violines, las ventajas de un instrumento sobre otro pueden definirse de manera menos idiosincrásica. Según Saraví, concertino de la Filarmónica de Buenos Aires y fundador del Cuarteto Petrus, "un buen violín debe tener calidad en todas las cuerdas y a lo largo de la extensión del registro. Debe contar con buen  volumen sonoro y una gran amplitud de rango dinámico, desde un muy sutil pianissimo hasta un fortissimo poderoso. Debe también -y esto es algo especialmente buscado por los ejecutantes- tener docilidad y ser cómodo de medidas, porque hay pequeñísimas diferencias (de milímetros o de décimas de milímetros) que definen esta comodidad. Es requisito de un gran instrumento la sensibilidad bajo el arco, o sea, la respuesta inmediata a los menores requerimientos del intérprete".
El Guarnerius del Gesù 1732 "Armingaud/Fernández Blanco" (como en una genealogía, el violín incorpora el nombre de sus propietarios) pertenece a ese grupo de instrumentos de élite. "En ellos -explica Saraví-, esas cualidades se hallan en grado superlativo, sumadas a una voz del instrumento muy particular, donde los graves son tipo cello y los agudos como el mejor de los sopranos, sin olvidar los coloridos sonidos del rango medio. El poderoso volumen de este Guarnerius lo pone entre los mejores violines de este autor. La sensación al tocarlo es de reserva ilimitada de colores y potencia sonora. Es un instrumento ideal para los más exigentes virtuosos del violín." Algo de eso se puede escuchar en el CD que acompaña el libro Un Guarnerius en Buenos Aires, editado a propósito del hallazgo del violín en el Fernández Blanco.
Sin embargo, si se lo piensa dos veces, los mejores instrumentos acaso sean, al margen de las preferencias de los ejecutantes, aquellos que consiguen volverse metafóricamente invisibles, que son como cristales o lentes de aumento que revelan sin deformaciones el arte del intérprete.


miércoles, 30 de noviembre de 2011

CURSO DE DIRECCION ORQUESTAL, A CARGO DEL MAESTRO SERGIO FEFEROVICH - MARZO 2012

martes, 22 de noviembre de 2011

TECNICA PIANISTICA

Los invito a ingresar a este enlace publicado hoy por el New York Times, me resultó muy interesante!,

Saludos,

Recuerden que me pueden encontrar en mi página de Facebook, como Susana Hansen Revista de las Artes,
http://www.facebook.com/Susana.Hansen, http://www.facebook.com/susana.hansen2 Y http://www.facebook.com/Susana.Hansen3

FELIZ DIA A TODOS LOS MUSICOS

EN HOMENAJE AL MAESTRO DE MAESTRO!!!!

LOS INVITOS A ESCUCHAR A EL CONCIERTO DE BRANDENBURGO NRO. 5 DE BACH!!!!

Y A LEER UNA PUBLICACION DE PRENSA SECRETARÍA DE CULTURA Y EDUCACION ROSARIO DEL 15 DE NOVIEMBRE, QUE ME PARECIO MUY OPORTUNA!!!!

Daniel Barenboim, la música como puente de paz entre los hombres

de Prensa Secretaría de Cultura y Educación Rosario, el Martes, 15 de noviembre de 2011 a las 18:17
“La música, como lenguaje universal y al margen del tiempo, es parte esencial e inseparable de la vida, y expresa, de la mejor forma, la relación del individuo consigo mismo y con el mundo. La música puede ser la mejor escuela para la vida, y al mismo tiempo, el medio más eficaz para huir de ella.”

Daniel Barenboim nació en Buenos Aires, el 15 de noviembre de 1942. De padres judíos de origen ruso, nacionalizado israelí y español y con la ciudadanía palestina es una de las figuras más importantes de la interpretación musical clásica de la segunda mitad del siglo XX.

Barenboim comenzó sus lecciones de piano a los 5 años con su madre, continuándolas después con su padre que quedó como su único profesor. En agosto de1950, con tan sólo 7 años, interpretó su primer concierto en Buenos Aires.
En 1952, la familia Barenboim se trasladó a Israel y dos años más tarde, sus padres le enviaron a Salzburgo para que tomara clases de dirección con Igor Markevitch. Durante ese verano conoció a Wilhelm Furtwángler, quien hizo excepcionales elogios al joven pianista, que no eran sino la reciprocidad de la admiración que Barenboim le mantiene hasta hoy, jamás imitándolo pero sí aceptando su inspiración, que se trasunta en sus versiones de las sinfonías de Beethoven y en las óperas de Wagner.

El debut de Barenboim al piano se produjo en el Mozarteum de Salzburgo, en 1952; en Paris ese mismo año, en Londres en 1956 y en Nueva York en 1957, bajo la dirección de Leopold Stokowski. En los años siguientes, se sucedieron conciertos en Europa, Estados Unidos, Sudamérica y el Lejano Oriente.

Tras su debut como director con la Orquesta Filarmónica de Londres, en 1967, fue invitado por numerosas orquestas sinfónicas europeas y americanas. El 15 de junio de ese año Barenboim se casó con la cellista británica Jacqueline du Pré quien vió trágicamente cortada su carrera al contraer esclerosis múltiple. Durante los últimos años de vida de Jacqueline, Daniel Barenboim se radicó en Paris con la pianista Elena Bashkirova, con quien se casaría en 1988, y con quien tuvo dos hijos, David y Michael.

Su debut como director de ópera se produjo con Don Giovanni, de Mozart, en el Festival de Edimburgo, en 1973. Entre 1975 y 1989 fue director musical de la Orquesta de Paris, donde dirigió numerosas obras de música contemporánea.
Desde 1991 hasta 2006, fue director de la Orquesta Sinfónica de Chicago con la cual realizó numerosas grabaciones entre la que se destaca una de las pocas grabaciones de los conciertos para bandoneón de Astor Piazzolla, con el mismo Astor interpretando el bandoneón. Además, desde 1992, es el director musical general de la Deutsche Staatsoper o Staatsoper Unter den Linden, la Ópera Estatal de Berlín conocida como Unter den Linden (Bajo los tilos).

En 1999, junto al escritor estadounidense de origen palestino Edward Said, fundó la Orquesta del Diván Este-Oeste, una iniciativa para reunir cada verano un grupo de jóvenes músicos talentosos tanto de origen israelí como de origen árabe o español. Por ello, en 2002, recibieron ambos el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. En 2004, le fue concedido el Premio de la Fundación Wolf de las Artes de Jesuralén.

Sin embargo, el 7 de julio de 2001, en el Festival de Israel celebrado en Jerusalén, Barenboim dirigió con la Staatskapelle de Berlín la ópera de Wagner Tristán e Isolda, oportunidad en que fue calificado de pronazi y fascista por algunos de los presentes. Barenboim iba a interpretar en un principio el primer acto de La Walkiria con tres cantantes, entre los que se encontraba Plácido Domingo. Sin embargo, las protestas de los supervivientes del holocausto y del gobierno israelí forzaron a la organización del festival a buscar un programa alternativo. Barenboim accedió a sustituir la pieza elegida por composiciones de Schumann y Stravinski, no disimulando su desacuerdo con la decisión. Así, finalizado el concierto, declaró que en el bis iba a interpretar una pieza de Wagner, invitando a aquellos de los presentes que tuvieran alguna objeción a abandonar la sala.

Además de sus actividades como pianista y director de orquesta, Barenboim ha compuesto varios tangos. En diciembre de 2006 dirigió el Concierto de Año Nuevo en Buenos Aires, cuyo repertorio fue Tango Sinfónico.
En 2008, en el Metropolitan Opera de Nueva York, dirigió Tristán e Isolda; en 2009 dirigió la Orquesta Filarmónica de Viena durante el Concierto de Año Nuevo.

Fue condecorado con la Legión de Honor del gobierno francés y es candidato al Premio Nobel de la Paz por su tarea a favor de la paz y la convivencia en Oriente Próximo.
Anhelo que mi nueva condición sea un ejemplo de coexistencia palestino-israelí. Creo que los destinos de los pueblos israelí y palestino están inexorablemente unidos”, expresó Barenboim al recibir la ciudadanía palestina honoraria, el 12 de enero de 2008. Es el primer ciudadano del mundo con ciudadanía israelí y palestina; además, en 2002, le había sido otorgada la ciudadanía española.


Imagen extraida de http://spanishlessonsbuenosaires.wordpress.com/



UN GRAN DIA PARA TODOS

lunes, 14 de noviembre de 2011

Daniel Rivera Entrevista

Con el correspondiente permiso del autor de la nota, y talentoso compositor MaestroDaniel Mateos Moreno, publico esta entrevista que le realizara en su oportunidad al Maestro Daniel Rivera que realmente me pareció una excelente manifestación de la mirada pedagógica y musical del Maestra Rivera y en la cual se evidencia notablemente la calidad de sus interpretaciones
 
ENTREVISTA A DANIEL RIVERA.





¿A qué? edad empezó a tocar?
Empec
é a tocar el piano a los 5 años
¿En su familia había tradición musical?
Claro que s
i, muchos en mi familia comenzaron a esa edad. Eramos una familia numerosa. Vivíamos con mis primos que como los hermanos que no tuve. Muchos de ellos empezaron a esa edad. Hoy tengo un primo pianista que tiene también una excelente carrera profesional. Mi madre es soprano, mi padre era compositor, pianista y director; muchos parientes, ya sean paternos o maternos, tenían que ver con la música.
¿Y cuando tuvo claro que lo suyo era el piano?
Bueno, fue casi desde siempre, aunque cuando yo termin
é el bachillerato no pude dedicarme a la música que tanto deseaba: comencé a trabajar por motivos de necesidad, durante cuatro años en algo que nada tenia que ver (concesionaria de automóviles) -pero fue una experiencia que me aportó mucho desde el punto de vista humano y pude conocer todo tipo de profesiones y de seres humanos. De todas maneras yo siempre pensaba en mi instrumento y así fue que estudié durante unas vacaciones para participar en el concurso que me daría la beca para venir a Europa a estudiar en el año 1973, beca del premio V. Scaramuzza, otorgada por el Fondo Nacional de las Artes y el Mozarteum Argentino.
¿A qué pianista ha seguido más de cerca? ¿cuáles son sus ídolos?
Lógicamente mis maestros los he seguido de cerca: primero mi padre, luego a  Alessandro Specchi, Maria Tipo, Sergio Lorenzi, Ludwig Hoffmann.
¿Quién no ha tenido o tiene ídolos? Adoro interpretes como Martha Argerich, Claudio Arrau, Sviatoslav Richter, Arturo Benedeti Michelangeli, Maria Tipo, Sergio Fiorentino, Maurizio Pollini, nombrando solamente algunos, el numero es bastante mayor como para recordar a todos. Por supuesto pianistas del pasado como S. Rachmaninov; haría falta tanto papel para tantos nombres...
De todos los directores con los que ha tocado, ¿cuál es el que mejor se ha acoplado a su manera de tocar?
No creo que esta sea una pregunta bien formulada y que tenga una respuesta l
ógica o fácil. No existe el "mejor". Cada director como cada intérprete tiene lo suyo, tiene su manera de "leer". He tocado con mucho gusto, por ejemplo, con directores dúctiles y que conocían muy bien la partitura que enfrentaban. Tengo un recuerdo de dos interpretaciones del Concierto en fa menor de Chopin donde me sentí realmente en sintonía con la dirección. No siempre los directores provienen del mismo instrumento: piano en este caso. De todas maneras un director pianista puede entender mucho más a fondo la problemática que el solista debe enfrentar.
¿Qué cualidad interpretativa valora más en un solista?
Sobretodo respeto por la m
úsica que se esté interpretando, buen sonido, lógica y coherencia interpretativa, un análisis profundo conjuntamente con el instinto y la frescura o espontaneidad. No tolero la interpretación forzada o a la moda, como podemos ver en un cierto tipo de gusto actual; crear a toda costa o, mejor dicho, "creer" el estar creando, pasando por encima del compositor. Si uno posee una personalidad así de fuerte debería componer y no interpretar!! ¡¡¡¡¡El arte es equilibrio!!!!! (la redacción de esta revista se siente plenamente identificada con esta última frase en negrita).
¿Considera que el interprete se "debe" al público? ¿Hay que tocar "para" el público?
Por l
ógica que el público nos da carga emocional que permite "a veces " esa cosa mágica que se percibe en la sala. Pero creo que la última crítica es la autocrítica, que es fundamental para crecer durante toda la vida. La vida como la interpretación nos llena de dudas. La duda nos acompañará durante toda la vida.
¿Que obras o compositores le han supuesto un mayor esfuerzo de estudio?
Bueno, sin dudas, alg
ún tipo de repertorio como la Op. 111 de Beethoven, o la Op. 106 (que he grabado), el Concierto op. 30 de Rachmaninov, algunas obras contemporáneas, no existe la música fácil.
¿Cuál es su opinión sobre la interpretación actual? ¿opina que aunque ahora hay más pianistas, la calidad interpretativa era mayor antes? ¿Quizás antes no se buscaba esa perfección técnica que ahora se busca?
No existe la perfecci
ón técnica como ningún tipo de perfección. La técnica no es absolutamente lo que siempre nos han hecho creer! .No se trata de tocar todas las notas o casi todas como las tocamos. Repito el concepto: Tal vez hoy ciertos pianistas busquen de "golpear" o "encantar" al público ya sea con gestualidades que nada tienen que ver con el verdadero gesto de la música, o con una bizarría interpretativa sin igual, o por querer ser originales por fuerza. Sin embargo, no por eso creo que no se puedan hacer comparaciones sobre interpretaciones del pasado y del presente, si lo que no son del todo lógicas. Todo ha cambiado: nosotros, nuestro oído, el gusto, los instrumentos, la acústica, las salas de concierto, etc. Tampoco se puede hablar de cantidad de pianistas, faltaría más. Lo que pasa que hoy es más abordable poder estudiar y hacerlo en cualquier parte del mundo, las posibilidades de acortar distancias son increíbles y la riqueza cultural puede llegar a estar al alcance de muchos más, no como sucedía antes.
¿Considera necesaria la ejecución diaria de ejercicios pianísticos?
¿Ud opina, que llegado cierto nivel, la técnica se aprende con el repertorio?
Por supuesto que se aprende con el repertorio. Creo tambi
én que nunca se termina de aprender. El sonido se modifica y se desarrolla durante el arco de toda una vida. Yo comencé a estudiar escalas ya de grande. No es éste un consejo, pero sí quiero decir que nada tiene que ver la pirotecnia de los dedos con lo que se puede considerar técnica, que bien es otra cosa. Por ejemplo, se busca siempre tocar rápido (cosa que no es ni importante ni difícil) pero si es difícil poder tocar rápido y con potencia cuando lo que se requiere es una sonoridad plena. Si tuviera que resumir una especie de concepto técnico le diría que la mejor "técnica" es la que permite tocar con el menor esfuerzo posible y poder expresar el contenido artístico con el sonido correspondiente.
¿Cuál es su opinión sobre la evolución compositiva de la música clásica actual? ¿Qué opina sobre las estéticas vanguardistas actuales?
Bueno, qu
e decir... pareciera como si se estuvieran buscando nuevos horizontes que quizás tengan que ver con un "reencuentro" con lo tradicional. Al menos se siente un poco esto. Tendremos que esperar un poco para que la historia filtre inexorablemente lo que es bueno y lo que quedara del "900", como siempre ha sucedido en la historia de la música.
¿Qué pasos sigue cuando se enfrenta por primera vez a una obra?
Trato de interpretarla ya desde la "primera vista" (que debe ser una primera vista y no m
ás de una: de lo contrario se contamina inmediatamente) y de ahí comienza un trabajo de búsqueda y análisis, que hasta a veces se logra en cualquier momento o lugar y no precisamente en el teclado. Por supuesto que una buena interpretación requiere siempre mucho sacrificio y dedicación, y no podemos pasar por un trabajo asiduo por el cual cualquier gran interprete debe hacerlo por más talento que tenga.
Cuando usted toma el papel de profesor ¿en qué hace más hincapié al enseñar a sus alumnos?
Sobre todas las cosas, en tratar de crear en ellos un o
ído atento, agudo, que les permita comprender las posibilidades del pianoforte, darse cuenta que el mejor maestro va a ser siempre ese oído. Trabajamos mucho sobre la calidad del sonido. Trato de donar todo lo que he aprendido y darles confianza en la labor que desarrollamos. Uno de los factores más importantes es mitigar la percusion del instrumento (salvo cierto tipo de repertorio), trabajar con un serio ligado, con un sofisticado uso y conocimiento de las posibilidades de los pedales, estudiar en lo posible siempre con un objetivo artístico y no abstracto -Famosos y siempre actuales los consejos de Schumann. También, ser fieles con la gramática, no sobrepasar  ciertos criterios interpretativos, entender que la música es inconmensurable, una razón de vida, quizás una lectura del universo y que no nos podemos permitir  dominarla o agredirla; que somos interpretes; que la modestia es el mayor don que podemos apreciar en los grandes de la historia y solo la modestia crea grandeza, pensemos en un Arrau: "Ser" y basta.
¿Cuál o cuales cree que son las mejores escuelas para formar a futuros pianistas en el mundo?
Sobre las escuelas se ha dicho y redicho. La mejor escuela es la suma de las escuelas o suma de las t
écnicas y no la cristalización de ciertos conceptos anticuados de "escuela". Antes se hablaba de escuela rusa, italiana, americana, etc. Hoy son conceptos en desuso. Hoy es posible escuchar, leer y ver cosas que en el pasado no todos podían. Pensemos sólo en la posibilidad de comunicación y de diálogo que ha permitido la informática: poder cambiar opiniones en el mundo entero, con mailing-list dedicadas a la música y hasta con especializaciones de un determinado sector o compositor.
¿Qué recomendaría a los jovenes que desean abrirse paso en el mundo del piano? ¿Son los concursos la salida más razonable para los jóvenes?
Creo que no hay reglas, o mejor dicho, no hay recetas para esto
¿Qué decir de los concursos? He participado en 14 concursos internacionales: Bussoni, Ciani, Reine Elisabeth, Cata Monti, Pozzoli, Liszt-Bartok, etc. casi siempre con buenos resultados. He obtenido tres primeros premios absolutos, dos segundos y distintos galardones. Los concursos son concursos y con esto digo todo. Hoy el concurso no tiene la importancia que podría haber tenido tiempo atrás, pero sí es una posibilidad de enfrentar publico y jurado. Es siempre una posibilidad de interpretar y hacernos conocer la música, pero nada tiene que ver con la carrera, casi nunca van paralelas. Pensemos en tantos pianistas desconocidos o quizás poco apreciados, comparados con grandísimos pianistas que no figuran en la lista de los premiados. Le podría hablar del "caso" Fiorentino, pianista fallecido hace muy poco tiempo: un "grande" que no tuvo durante su vida el reconocimiento que se merecía. Le podría hablar de mi padre, caso parecido, o le podría hablar de las dificultades que también yo atravieso para entrar en el ambiente del concertismo. Podríamos seguir con el discurso volviendo a la historia de un padre como Bach o de tantos grandes de la música que nunca gozaron del reconocimiento de su arte en vida.



sábado, 12 de noviembre de 2011

Benito Quinquela Martín



(Buenos Aires, 1890 - 1977) Pintor y muralista argentino. Fue uno de los “Pintores de La Boca” (uno de los barrios de su ciudad natal). Con un estilo naturalista, la temática de su obra giró, sobre todo, en torno a los barcos y las labores portuarias en general. Se le consideró el pintor del riachuelo por su tratamiento de los temas portuarios.
Abandonado a poco de nacer, permaneció en un orfanato hasta que, a los seis años, el matrimonio formado por Manuel Chinchella y Justina Molina decidió adoptarlo. Empezó su formación en una escuela de enseñanza en la que únicamente permaneció dos cursos ya que, con tan sólo nueve años, tuvo que empezar a trabajar en la carbonería paterna.
Posteriormente, y hasta que cumplió los quince, fue obrero portuario de La Boca; su trabajo consistía en trepar a los barcos para llenar las bolsas vacías de carbón y cargarlas en los carros. Esta actividad la completaba con la participación activa en la política de La Boca. Pegaba carteles y repartía pasquines a favor del doctor Alfredo Palacios.
En 1907 ingresó en una modesta academia de dibujo de su barrio para estudiar pintura con Alfredo Lazzari. Desde entonces se dedicó a la pintura. Conoció a Juan de Dios Filiberto, un estudiante de música con quien mantuvo una estrecha amistad. También conoció al, por entonces, director de la Academia de Bellas Artes, Pío Collivadino, que le ayudó a iniciarse en el dibujo de retratos y a incorporar el color a sus obras.

Puente de La Boca (1946), de Benito Quinquela
En 1918 decidió cambiar su nombre (Benito Juan Martín) por el de Benito Quinquela Martín, eliminando el nombre de Juan y adaptando el apellido de su padre adoptivo a la pronunciación italiana. Con su nuevo nombre, el 4 de noviembre, exhibió sus pinturas en la Primera Exposición Individual de la Galería Witcomb. La muestra fue un éxito y los críticos hablaron de la aparición de un original pintor, con técnica, estilo y mensaje propios.
A partir de este momento empezaron sus recorridos por el mundo. En 1921 realizó su primera exposición internacional en Río de Janeiro. Su primer viaje a Europa lo realizó dos años más tarde, concretamente a Madrid. En 1925 llegó a París, dos años más tarde a Nueva York y en 1929 a Italia, donde Mussolini lo nombró su pintor predilecto “porque sabe retratar el trabajo”. Todos estos viajes lo separaban de sus padres; de ahí que rechazara una invitación a Japón para quedarse junto a ellos en el barrio argentino de La Boca.
Muy querido en el barrio, actuó como un protector de las artes y fundó el Café Tortoni para que los artistas pudieran difundir sus obras. En 1933 compró varios terrenos que donó al Estado para que construyera instituciones dedicadas a la expansión del arte y obras sociales. En uno de estos terrenos construyeron la Escuela Museo Pedro de Mendoza, hoy Museo de Bellas Artes de La Boca, que una vez construida fue decorada por él. Entre sus mejores obras destacan Tormenta en el Astillero (Museo de Luxemburgo), Puente de La Boca (Palacio Saint James, Londres) y Crepúsculo en el astillero (Museo de Bellas Artes de La Boca)
fuentes:  www.biografiasyvidas.com/biografia/q/quinquela.htm    **********************************************************************
Les recomiendo leer el enlace adjunto, es una publicación excelente del Museo de Bellas Artes de la Boca "Benito Quinquela Martín"